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February 14, 2016

Por las entrañas de la utopía posible


"Porque sos un puerto imaginario; pero un puente real entre los grandes mares de la tierra. Aquí se encuentran los cuatro puntos cardinales de la rosa que marca el rumbo de los astros y del bohemio vagabundo" Ruber Carvalho

Después de realizar un viaje inolvidable por la Chiquitanía cruceña; pasando por  San José, Chochís, Roboré, Santiago y finalmente la ciudad vecina de Corumbá, la historiadora Paula Peña me obsequió un diario de viaje titulado “De Santa Cruz a Paris en 1894”, escrito por Amelia Toledo de Roca.
Peña me dijo que debía leer el libro para completar mi experiencia y, sin duda, no se equivocó. El texto, editado por el Grupo Editorial La Hoguera bajo iniciativa de la familia Landívar Roca, cuenta con una muy bien escrita introducción de la señora Elvira Roca de Cuéllar, nieta de la autora, además de un exquisito prólogo de Paula Peña. 

Así pues, el diario constituye una rica fuente de testimonio histórico sobre personajes y lugares como Santa Cruz, Corumbá, Asunción, Buenos Aires y Paris.  Amelia, la autora, era una cruceña culta, apasionada amante de su familia y ferviente mujer de fe católica. siempre preocupada por la problemática política y social de su región. Escribía notas de prensa, poesías, ensayos, cuentos, traducía a literatos franceses e ingleses.

El papá de Amelia, Augusto Toledo, fue uno de los lideres intelectuales de la Revolución Federal de los Domingos, siendo encargado del “Semanario de la Revolución” y Amelia era una pieza clave en la redacción de cada una de las publicaciones.

El tiempo de Amelia no puede resultarnos más interesante a sus lectores, bien por el contexto local, de fuerte crisis económica en el Oriente, con el surgimiento del Federalismo, bien internacionalmente, con el cambio de siglo, una época importantísima en la historia de la humanidad debido los enormes progresos científicos y técnicos que se estaban dando.

En efecto, esos avances de finales del siglo XIX dieron lugar a una era en la que surge el fenómeno del viaje como lo entendemos hoy en día. El nacimiento de la fotografía, en Paris, con los daguerrotipos, la construcción de miles de kilómetros de vías férreas y el establecimiento de una clase media-alta consumidora, inician una etapa de curiosidad y desplazamientos masivos que acercó a millones de personas y culturas.

Amelia, al tanto de las tendencias culturales e intelectuales, elabora un diario que ahora nos sirve como rica fuente de testimonio. Solo le faltó poseer una cámara fotográfica para que aquella documentación de su recorrido sea una joya única en su especie. Algo que, sin embargo, era casi imposible en aquel entonces, debido al tremendo costo y peso del aparato, que probablemente era ciencia ficción para la gran mayoría de esas 18 mil almas que vivían en Santa Cruz.

El motivo del viaje era traer mercadería de Europa y al mismo tiempo hacerse un control médico. Con un préstamo de 2.000 libras esterlinas inició con su esposo Crisanto Roca Pinto un largo y duro viaje de casi 3 meses; a caballo, en carretón, en vapores de distintos tamaños y en ferrocarriles.

En su prólogo, Peña nos recuerda que la ruta de Amelia  fue la misma que caminó Ñuflo de Chaves; la misma que luego recorrieron los valientes jesuitas, los emprendedores de la goma y la castaña y por la que hoy pasa el corredor bioceánico. Es una ruta por la que pasaron muchos soñadores que hicieron camino al andar y levantaron utopías posibles en el corazón del continente, dejando siempre espacio para que alguien más llegue.

Asimismo, cabe señalar que a finales del siglo XIX los cruceños plantearon un sinnúmero de proyectos para llegar al Atlántico por el Oriente, sin embargo, esos proyectos quedaron siempre olvidados en la sede de Gobierno, entre debates estériles e ignorancia sobre la región. No obstante, es un acto de justicia recordar que la apertura de caminos continuó por iniciativas privadas y personales a costa de sacrificio, valentía y actitud emprendedora de notables cruceños.  

Aprovechemos como excusa, que este mes celebramos 455 años de fundación, para recorrer las entrañas de nuestra historia. Hagámoslo como simple gesto de reconocimiento a todos esos valientes que hicieron posible nuestra tierra de oportunidades, asumiendo retos y peligros con un espíritu visionario, indomable y libre.



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