Francis Fukuyama, en un capítulo de
su libro “Confianza: las virtudes sociales y la capacidad de generar
prosperidad”, habla sobre la dificultad de los franceses para la asociación
espontánea y para la creación de grupos intermedios entre la Familia y el
Estado, y apunta a dichos factores como la razón de su atraso respecto a países
como Inglaterra y Alemania, en cuanto a la capacidad de innovar y generar nueva
riqueza. En efecto, Francia demoró mucho más en realizar la transición del modelo de
empresa familiar al de corporación con una conducción gerencial profesional, que
implica la confianza en ajenos al lazo de sangre.