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June 13, 2014

El hombre de sistema

Decía Adam Smith que el “hombre de sistema” es por naturaleza orgulloso y prepotente. Piensa que puede disponer de los diferentes miembros de una gran sociedad con la misma facilidad con que la mano dispone de las piezas en el tablero de ajedrez.
Para el escocés, el “hombre de sistema” no considera que las piezas en el tablero no tienen ningún principio que las  mueva aparte del que la mano les confiere, mientras que el gran tablero de la sociedad humana cada pieza es individual y se mueve por sí misma.


Durante estos días taxistas catalanes y madrileños han protestado enérgicamente contra una aplicación móvil que permite a los ciudadanos compartir auto: los conductores que ofrecen su vehículo aminoran los gastos en gasolina y los usuarios ahorran algo de lo que pagarían en taxi. El gremio de taxistas ha pedido acciones al ministerio de fomento español para eliminar esta práctica y dicha entidad se ha pronunciado advirtiendo jugosas multas económicas.

Quedan en contraste las dos visiones: la del “hombre de sistema”, que se mueve bajo los parámetros de las costosas licencias, los trámites burocráticos, la corrupción encubierta, los monopolios en asociación con el Estado y las multas. Mientras que en el otro lado la lógica liberal, enseña sobre innovación, creatividad y cooperación entre individuos.

Los “hombres de sistema” –decía Smith–, establecen su propio juicio como supremo criterio del bien y del mal y se consideran como los únicos sabios y virtuosos de la comunidad. Los hombres de espíritu libre solo buscan formas para conseguir eficiencia y aminorar sus gastos  con transacciones libres, basadas en la confianza y en el beneficio mutuo.



Estas nuevas formas de vender servicios de transporte está extendida a otros gremios como la hostelería y están revolucionando el mercado; todo en beneficio del consumidor. Queda mucho por ver todavía: la tecnología y la creatividad de los ciudadanos, propia de sociedades libres, serán cada vez más desafiantes hacia el sistema de las regulaciones y las licencias, que tendrá que aprender a re-inventarse para ofrecer servicios a precios más competitivos en beneficio de los ciudadanos. Las multas y prohibiciones del “hombre de sistema” son impotentes ante acontecimientos de esta envergadura.


http://www.eldeber.com.bo/vernotacolumnistas.php?id=140613000519

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