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May 9, 2014

Tintín y la guerra del Chaco; sus aventuras en Santa Cruz

Mundialmente se cataloga al cómic ``Las aventuras de Tintín´´ como uno de los más influyentes del siglo XX.
Desde hace varias décadas la venta de recuerdos de todo tipo: mochilas, tazas de té, camisetas, películas en DVD, entre otros, se vende como pan caliente, dejando saldos millonariamente asombrosos. Este exitoso arte lo plasmó el belga, George Remi Hergé, ``el Picasso de la historieta´´. 

Su  incomparable habilidad para combinar colores y la paciencia para desarrollar una cantidad considerable de personajes, cada uno con una personalidad definida y muy bien trabajada, es la razón de la fama. Sin embargo, la notable virtud de no separar a la historieta de la cruda realidad del siglo XX es la característica, que aparte de noble, marca un rasgo único en las aventuras.

Muchos cruceños no saben quién es Tintín y por qué es tan importante en su relación con Santa Cruz. Él es un joven reportero y viajero belga, en sus aventuras soluciona conflictos de tipo social y político, él nunca está ausente de la realidad y, aunque presenta una fisonomía escuálida, tiene la actitud y empuje de un líder e incluso, muchas veces, la de un superhéroe. El uso de la inteligencia, el buen humor y el cariño hacia los demás son características que lo convierten en un personaje idealizado; sin embargo, usa la fuerza bruta cuando sus oponentes están a punto de acabar con su existencia y los métodos pacíficos le resultan inútiles. 

El escenario de las aventuras se representa en lugares reales (Tintín en el país de los Soviets, Tintín en el Congo, Tintín en América). Sin embargo, algunos son producto de la mezcla entre la imaginación del autor y la realidad; el creador cambia el nombre del sitio o algunos aspectos de forma, creando intriga entre sus seguidores. Este es el caso de ``La oreja rota´´, inspirada en la guerra del Chaco boliviana-paraguaya, y ``Tintín y los Pícaros´´, última publicación de la colección, que está basada en batallas políticas desarrolladas en pleno carnaval cruceño. Las Aventuras de Tintín, no buscan solo entretener, sino también educar y advertir sobre peligros que traen los totalitarismos o cualquier tipo de abuso que vulnere la dignidad humana. Se critica de manera muy dura e ingeniosa el sangriento e inhumano régimen soviético leninista, hasta sus imitaciones nazi y fascista de Hitler y Mussolini respectivamente. Pero eso no es todo, los dictadores sudamericanos y las injusticias que se cometen en este continente herido no pasan desapercibidas a los ojos de Hergé, quien plasma de manera genial sus apreciaciones sobre nuestros problemas, precisamente en ``La oreja rota´´ y ``Tintín y los pícaros´´. 

El catalán de corazón cruceño, Ramón Freixa, reside en nuestra capital desde hace más de cinco años, y apuntó a la relación de Tintín con Santa Cruz respaldándose en bibliografía de prestigiosos ``tintinólogos´´ (así le llaman a las personas que investigan todos los pormenores de este cómic). Aparte del soporte bibliográfico, Freixa aprovechó sus frescos conocimientos sobre la tierra cruceña para añadir otras coincidencias, dejando en evidencia la clara fascinación de Hergé por la América morena, especialmente por Santa Cruz. Freixa hace mención a las semejanzas entre el volúmen ``Tintín y los pícaros´´ con nuestra ciudad. Él señala que los colores de la aerolínea en la que arriban los personajes son los regionales verde y blanco, y curiosamente el nombre de la misma es ‘Santa Aéreo´, las cabañas de los indígenas que retrata Hergé son de motacú y además calca el Parque Nacional Amboró en toda su belleza e inmensidad. Sin embargo, en esta oportunidad, daremos importancia a la relación que hay entre ``La Oreja Rota´´ y nuestra capital oriental, puesto que trata sobre un episodio histórico de suma importancia para nuestro país: la guerra del chaco.

``La oreja rota´´ es una manera caricaturizada de narrar el conflicto bélico entre Bolivia y Paraguay, originado por intereses petroleros en la década de los 30 del siglo pasado. Tintín emprende un viaje a Sudamérica, investigando el robo  de un ídolo de madera de la etnia ``Arumbaya´´ (los guaraníes) que sufrió un museo europeo. El joven reportero persigue a los ladrones, que al parecer se habían fugado a la república de San Teodoro (Santa Cruz de la Sierra). Mientras Tintín investiga el caso en San Teodoro, estalla la guerra con Nuevo Rico (Paraguay). Cabe señalar que la guerra es el escenario secundario, pero se muestra con una nitidez y sutileza exorbitante los vicios que arrastra el conflicto: intereses internacionales mezquinos, corrupción local despiadada, masas agresivas y desinformadas y, por supuesto, caudillos presuntuosos e ignorantes; en realidad, Hergé plasma en el caudillo, el estereotipo de líder político sudamericano, es decir, un hombre vacío, carente de principios y hambriento de poder.


Tintín, considerado peligroso, es perseguido y huye hasta territorio de los Arumbayas (guaraníes). Allí descubre por fin el misterio del ídolo de madera robado: éste contiene un pequeño diamante en su interior. Esclarecido el caso, el objeto es recuperado y devuelto al museo, mientras que al mismo tiempo, en San Teodoro y Nuevo Rico, la guerra concluye con un único perdedor: los pueblos de ambos territorios, que al final son retratados reflejando una realidad que puede ser palpable hasta hoy en día en muchos países: pobreza, desolación, engaño, pero por suerte, también esperanza.

Es inevitable emocionarse, sabiendo que el genio creador del cómic más famoso tiene una fascinación especial con nuestra tierra. Sin duda, esto debe ser aprovechado para relanzar la imagen de nuestra ciudad, y atraer a miles de tintinólogos y amantes de Latinoamérica para que disfruten y comprendan un poco más este continente complejo, pues nuestra ciudad es su reflejo. El escritor estadounidense, Ernest Hemingway, hizo mundialmente famosa a la ciudad española de Pamplona con su libro ``The Sun Also Rises´´: en él plasma su encanto por la fiesta de San Fermín, que cada año alimenta a la ciudad navarra con más de medio millón de visitantes. Tal caso puede ser aprovechado como un ejemplo, para que con la genialidad de Hergé, los cruceños también nos hagamos mundialmente conocidos.

 Como dijo Freixa: ``Ojalá se acerquen los aficionados de Tintín  a Santa Cruz, y puedan ver el avión pirata pintado como en la historieta, con la marca Santa Aéreo, que pisen el Amboró y descubran las cabañas de motacú, que conozcan las costumbres de los indígenas de las tierras bajas y se lleven como recuerdo un sombrero de Saó ´´ (Tintín usa un sombrero de saó en ``La oreja rota´´).

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