El sucesor de Pedro ya había advertido en el libro “La luz del mundo” (2010) que: cuando un Papa alcanza la clara conciencia de que ya no es física, mental y espiritualmente capaz de llevar a cabo su encargo, entonces tiene en algunas circunstancias el derecho, y hasta el deber, de dimitir.
Al hacerse oficial su renuncia, no se hicieron esperar las
odiosas comparaciones con su predecesor Juan Pablo II, algo que a mi criterio
es de mal gusto, pues no se puede pretender que todos los santos padres tengan
la misma personalidad o la misma manera de ver la vida.
Benedicto XVI no se siente cómodo con las limitaciones
propias de la edad y, peor aún, si tiene que acompañarlas con las pesadas y
crecientes responsabilidades como guía del catolicismo. Aquel sencillo motivo
me parece suficiente para comprender su renuncia; es cierto que estos casos en
la historia de la iglesia son pocos, pero no implica que sea algo negativo, el
papa ha hecho prevalecer su carácter y su generosa individualidad, considerando
que ya no es apto para su cargo y dejando así la posibilidad de que alguien más
joven asuma su difícil labor.
Hemos sido testigos de una acción muy humana y muy admirable,
el papa nos ha mostrado su desapego al poder, su humildad y sencillez. Tanto es
así que hay quienes todavía no pueden creerlo y siguen confabulando improbables
conspiraciones.
Durante su pontificado Benedicto XVI ha librado una ardua
lucha contra los múltiples problemas de la iglesia, pero también emprendió el
reto de clarificar la doctrina para acercarla a los jóvenes, con quienes tuvo
una excepcional relación que perdurará en el tiempo. Siento especial admiración
por las personas que guardan estrecha relación entre sus palabras y sus actos,
el papa ha demostrado ser una de ellas, ha impuesto su criterio y lo que cree
correcto para él y los suyos sin importarle los convencionalismos. Soy uno de
los tantos jóvenes que tuvo la suerte de verlo de cerca y que gritó ¡Viva el
Papa! Y que ahora actualiza y fortalece ese sentimiento de cariño hacia un
verdadero líder.
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